El más famoso de los licores italianos es el “limoncello”, pero no podemos pasar por alto todos los demás cuyas recetas están arraigadas en las tradiciones locales italianas. En cada región se conservan y transmiten las más viejas recetas para la producción de licores de frutas y hierbas: limón, mandarina, nuez, mirto, hierbas... y muchos más. En cada botella se mantiene el olor de la tierra, el olor de la planta, el color de la fruta, el sabor de la pulpa; se presentan de color, suaves o cremosos, dulces pero intensos; son perfectos para el postre o para acompañar un dulce.